La teoría de las signaturas -también conocida teoría de los signos– es una interpretación de las propiedades curativas de las plantas a través de la observación de sus características morfológicas y del lugar en el que crecían.

Esta teoría se apoya en la Ley de la Similitud: Similia Similibus Curentur (lo similar cura lo similar). Uno de los tres principios médicos formulados por Hipócrates en el siglo V .a.C. para explicar la recuperación de la salud.

Aunque la teoría de las signaturas forma parte del conocimiento de culturas antiguas tanto de oriente como de occidente, fue Paracelso quien impulsó y promovió esta visión de la naturaleza para beneficio de la humanidad. Paracelso fue un médico, astrólogo y alquimista suizo del siglo XVI. Para él la alquimia era el medio con el que revelar las virtudes latentes de las cosas naturales. A través de los procesos alquímicos de destilación, calcinación y sublimación conseguía sustancias más puras e intensas con el poder espiritual para sanar. Consideraba al ser humano como un todo, creencia que le hacía chocar con la medicina de Hipócrates, que predominaba en su época.

 

Representación de Paracelso, impulsor de la toería de la signatura

Créditos: Aureolus Theophrastus Bombastus von Hohenheim [Paracelsus]. Reproduction, 1927, of etching by A. Hirschvogel, 1538.

 

Cómo se ponía en práctica la teoría de las signaturas

En la teoría de las signaturas la observación jugaba un papel fundamental, además de la experiencia. Pero también sin olvidar la intuición, que daba la pista a la que asirse para descubrir lo velado hasta entonces. Así, este conocimiento popular creía, por ejemplo, que las nueces -fruto con una forma parecida al cerebro humano– eran buenas para las afecciones de la cabeza. Hoy se sabe que la nuez es beneficiosa para la prevención del Alzheimer.

Ocurre un caso parecido con la Lobaria pulmonaria o Pulmonaria de árbol, un tipo de liquen. Su forma recuerda los a pulmones, por eso ha sido utilizado por el saber popular para tratar afecciones respiratorias mucho antes de que la ciencia corroborase sus cualidades expectorantes.

 

Detalle de un líquen que tiene forma de pulmón humano. Se trata de la Lobaria Pulmonaria. Este tipo de similitudes entre elementos de la naturaleza y el cuerpo humano lo tiene muy en cuenta la teoría de la Signatura.Foto de Jacinta Lluch Valero en Flikr bajo licencia CC BY-SA 2.0

 

Una lista interminable de plantas, flores, árboles forma parte del ensayo-error que desde hace miles de años se viene practicando por la humanidad. En algunas ocasiones con experiencias fallidas pero en otras muchas comprobadas y confirmadas por la medicina y la farmacología.

Ahora bien, ¿todo este saber popular es fruto de la casualidad o de la creencia en la unidad en la que todo tiene una misma esencia? Dejo la pregunta en el aire.

¿Y qué pasaría si se aplicara el patrón de la teoría de las signaturas a los árboles? La respuesta a esta pregunta la tienes en el artículo Qué hay detrás de una pieza artesanal Samu-Do.