Este eucalipto (Eucalyptus camaldulensis) está junto al río Huerva, en el pueblo en el que vivo. Es una de las dos especies que más frecuentemente se cultivan en la Península Ibérica.

Procedentes de Australia, se empezaron a plantar a finales del siglo XIX, tras descubrir todos sus beneficios. Su cultivo permite desecar zonas pantanosas gracias a sus profundas raíces. Además de su madera, utilizada para obtener pasta de papel, su aceite esencial se usa con fines terapéuticos para nuestro sistema respiratorio.

El nombre eucalipto proviene del griego eukályptos, y significa “bien cubierto”. Esto hace referencia a que sus semillas están resguardadas en el interior de unas cápsulas a modo de coraza.

En la siguiente imagen puedes observar capullos de las flores del eucalipto. Estas nacen en la axila de las hojas como si fuesen las varillas de un paraguas (umbelas axilares). Y lo hacen en grupos de 5 a 11.

Conjunto de capullos de flor de eucalipto. Nacen de la axila de la hoja y paracen varillas de un paraguas

Capullos de las flores de eucalipto

En Galicia vive un individuo de la especie “globulus” de casi 80 metros de altura. Conocido como El Abuelo de Chavín, formaba parte del eucaliptal plantado entre 1880 y 1912 para contrarrestar el daño de las crecidas del río Landro, cerca de la villa de Viveiro.

Y si te gusta la poesía, encontramos al eucalipto en el poema El Regreso de Manuel Machado. Este es el fragmento:

[…]
Maravillosa noche estremecida
por el rumor del agua
y el fulgor de los astros
-imán de la mirada
perdida en lo insondable
de la eterna pregunta-. (El grillo canta,
corre la estrella, el aire
suspira entre las ramas).
Sueño tranquilo y sano,
velado por las plantas
humildes de la tierra y por el bravo
eucalipto que asoma a mi ventana…
Noche de paz y de salud y sueño…
¡Adiós, adiós! ¡Que la ciudad me llama!
[…]