Mis inicios en el tallado en madera

Mi nombre es Conchita, y me acerqué al mundo de la artesanía en madera gracias a Raúl, mi marido. Él es constructor de clavicémbalos. En espera de la resolución de unas oposiciones tuve la oportunidad de plantearme qué rumbo quería tomar… y ahí comenzó mi camino como artesana de la madera.

Lo que en un principio iban a ser unas semanas ayudando a Raúl, se convirtieron en 5 años aprendiendo a trabajar la madera. En concreto, me dedicaba a fabricar teclados para los instrumentos.

Un día, trasteando por el taller, sentí la necesidad de tallar en una pequeña tabla de madera de pino. Tras tocarla y observar sus vetas y nudos, los surcos que iban apareciendo en su superficie durante el labrado, asemejaban figuras y formas que traían mensaje.

Las primeras maderas fueron recuperadas de entre los restos almacenados para el reciclaje y ahora decoran las paredes en las casas de algunos amigos. A los cuadros les siguieron los colgantes , los pendientes , los portavelas y el resto de las creaciones que podéis ver en la web de Samu-Do.

Si prestas atención, podrás ver con facilidad la vida anterior de la madera en algunas piezas de Samu-Do y su relación con la música: el corte frontal de una tecla o el resto de un martinete. La naturaleza y la música son frecuencias; energías sostenidas.

Me suelen preguntar: ¿lo dibujas primero? ¿piensas antes lo que vas a hacer?

Y siempre respondo que no hay dibujos ni pensamientos previos, sólo silencio ante cada pieza, y entonces… la madera habla.

Mi agradecimiento a todo y a todos los que han formado parte de mi vida y que me han hecho llegar hasta aquí. A Raúl, mi compañero en este viaje. A Pablo, Marta y Jorge, mis “pilares” y más fieles seguidores. A Racimo, por su apoyo incondicional. Y a Alicia y Xavi, por hacer posible el acercarme a todos vosotros.