¿Por qué no dar una oportunidad a aquellas piezas que se han roto o a las que sólo encuentras una de un par?
La tendencia o costumbre es desechar aquello que se ha roto o que habiendo sido dos ahora sólo es uno. En Oriente, una técnica milenaria reconstruía los objetos de cerámica rotos en algo nuevo y distinto. Unían los fragmentos con una pasta adhesiva que mezclaban con oro. El resultado era una pieza aún más fuerte con las huellas de su historia, en la que en lugar de ocultar las grietas, las ensalzaban. Es el Arte japonés del Kintsugi.
Esta mentalidad no deja de ser reflejo de un mundo interior en constante transformación. Allí donde hemos hecho daño o nos han dañado pongámosle esa mezcla de sinceridad, aceptación y perdón unida por el Amor. El resultado puede ser Shitsuke, armonía y belleza.
Shitsuke se inició, teniendo como base este principio, cuando mi amiga Mar apareció un día con un colgante en la mano, «¿qué puedes hacer con esto?», me dijo. Era una piedra rota. La llevé al taller y con mimo la fui trabajando hasta quedar lista para ser parte de una nueva forma. La piedra, ahora unida a la madera, nos recuerda que aquello roto no volverá a ser igual, pero quizás sea mejor.